Save for a rainy day
Sobre el coste económico y la ética del software
Esta entrada no pretende disertar sobre el discurso de las ventajas del software libre, que las hay numerosas y sobre las que siempre destaco entre otras; la independencia e interoperabilidad tecnológica, la evasión de los perjuicios de la propiedad intelectual en el mundo del software y la diversificación de la prestación técnica frente a soluciones privativas. QGIS es un gran ejemplo de ello.
Una persona o una organización sea cual sea su naturaleza jurídica ha de decidir cuál es su estrategia hardware y software a todas las escalas de trabajo. El avance en los diferentes sectores de la industria tecnológica han permitido que esta decisión sea posible frente al carácter incipiente de hace unas décadas.
Durante ese tiempo, la componente política en Europa y España, ha dado grandes pasos en la apertura y democratización de las estructuras que permiten gestionar sus competencias legales. A través de directivas, reglamentos así como su transposición en leyes y reales decretos, en el caso español, se han ordenado las reglas de juego del tablero. La última novedad viene de la mano de la Estrategia de Software de Código Abierto 2020-2023 aprobada el mes de octubre por la Comisión Europea. Tiene como objetivo fomentar el poder transformador, innovador y colaborativo que supone el código abierto. Además, promueve el intercambio y la reutilización de soluciones software, conocimientos y experiencia para ofrecer una mejor prestación de servicios que beneficien al ciudadano europeo y reduzcan los costes económicos. Todos estos objetivos están basados en los principios inspiradores de los tratados comunitarios y en las cartas magnas de los Estados miembros de la UE, a los que hay que unir los principios de eficacia y eficiencia administrativa en el caso del sector público.
Esta entrada no se centra en los beneficios del ciudadano europeo, tal como señala la Estrategia, que son muy heterogéneos dependiendo del lugar y forma de vida del mismo. Esta entrada centra el foco en la reducción que supone en coste económico la adopción de software libre para una organización y, de paso, alguna consideración mucho más positiva que no está asociada al dinero.
Money talks o Save for a rainy day son dos frases hechas en el mundo anglosajón que reflejan muy bien la importancia de saber dónde y cómo gastar o ahorrar el dinero. A la pregunta: ¿Cuánto ahorra una organización en la adopción de un entorno tecnológico libre? La respuesta es fácil. El ahorro es del 100% del coste directo del software ya sea de escritorio o servidor. No obstante, vamos con datos macro para confirmar esta respuesta tan categórica.
The Guardian ya se hacía eco en 2010 que UK gastó aproximadamente 225 millones de euros en productos de Microsoft. Abrazándose a soluciones de software libre o código abierto, en este caso, con sistemas como OpenOffice, por poner un ejemplo, el coste directo se reduce a la “friolera” de 0 euros. Un ahorro que podría destinarse a cualquier otra partida (compra de “epis” para personal sanitario, incremento del gasto en I+D+i por citar dos sencillos ejemplos) o a la inversión de una parte de ese dinero en capacidades que mejorarán las prestaciones de la base libre adoptada por la organización.
No voy hacer distinción entre las palabras controladas “free” y “open”, que pueden ser motivo e invito a cualquier socio de QGIS España a realizar otra entrada en el presente blog dada sus diferencias de concepto y alcance en términos pecuniarios así como de licenciamiento.
Retomo las evidencias monetarias. Una de las ventajas que se le atribuye al software libre es que cuesta mucho menos que el software privativo. De hecho, es la razón por la que muchas administraciones u organizaciones se están pasando a proyectos abiertos. Sin embargo, hasta ahora no se disponían de cifras de cuánto ahorro había al usar software libre. Carlo Daffara, miembro del European Working Group on Libre Software señalaba en 2013 en el estudio “Economic impact of Free Open Source Software for Europe” que Europa se ahorra 450.000 millones de euros al año haciendo uso de software libre. Esta partida total cifra en 115.000 millones de euros de ahorro en el coste únicamente en uso de licenciamiento software. El resto se debe al ahorro generado y derivado del uso o reutilización de código libre en otros proyectos informáticos. Este código, que ha sido reutilizado muchas veces, es de mayor calidad que el código que se crea desde cero. De esta forma, se reduce el tiempo de desarrollo y de forma reactiva se reducen los costes, problemas o “bugs” en el sistema.
La realidad es que el ahorro económico que se produce está directamente relacionado con la ética intrínseca que existe en el software libre donde “el producto no es el software, el producto es el conocimiento que va en el software”. Esto último no lo digo yo, lo señala Phillip G. Armour, autor del libro “Las leyes del proceso de software”. Este sí es un hecho diferencial. Es un referente a mi modo de entender del software libre, al margen del ahorro económico a corto, medio o largo plazo.
Para una empresa del sector de las TI, los costes por la compra y mantenimiento de hardware y software es clave. Las empresas y organizaciones que emplean software libre o abierto incrementan los gastos a corto plazo relacionado debido a la necesaria formación. A medio plazo estos costes se reducen y dependiendo del tipo de organización se anulan debido a la estabilidad de los componentes.
De ahí la táctica de los grandes emporios de las TI en la formación gratuita bajo licenciamiento educacional para hacer cautivos de la solución a las generaciones venideras. Un “desarrollo sostenible” en toda regla con evidente beneficio económico para las grandes empresas del sector (incluidas las tecnologías de la información geográfica, TIGs). Cuando una persona se acostumbra a usar un software determinado, querrá seguir usando eso mismo en su desarrollo profesional dado que los cambios siempre cuestan al ser humano. Y cuestan mucho si nos atenemos al discurso que hace Yuval N. Harari sobre el Hombre en su libro “Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad”. La razón principal para cambiar es el ahorro. Y, consecuentemente, la razón para no hacerlo es el miedo al cambio. Muchas pequeñas empresas no se atreven a cambiar debido a que tienen miedo a no saber usar el nuevo software o que piensan que es demasiado complicado aprender cómo funciona.
Cuando se adquiere hardware y software se paga licenciamiento desde el primer minuto, ya sea por el sistema operativo, el software básico que lleve incluido, el software específico y, sobre todo, por su previsible mantenimiento.
Pero, algo positivo ha de tener la sociedad de consumo en la que vivimos. En la economía actual se han creado sinergias positivas gracias a la liberación de patentes de productos tecnológicos claves como lenguajes de programación y sus respectivas plataformas de desarrollo.
Cientos de productos de software son desarrollados con estas herramientas sobre plataformas o comunidades colaborativas de desarrolladores independientes a costo cero para el usuario. Este trabajo no puede ser valorado exclusivamente desde el punto de vista cuantitativo con los indicadores clásicos de la economía ya sea como bien de capital o bien intermedio, ni como producto o servicio final para el usuario.
La cualidad de la ética profesional alrededor del software libre sobrepasa cualquier indicador económico por la importancia que supone la democratización del código. Este simple hecho permite a cualquier tipo de usuario emplear un producto para su desarrollo personal o laboral. Al margen se puede asegurar que el desarrollo colaborativo genera un alcance cada vez más amplio, en perspectiva de diseño y desarrollo de código de software, que el que cualquier empresa privada es capaz de desarrollar y mantener a medio o largo plazo.
El licenciamiento es clave en el ahorro de costes dado que el software libre permite a cualquier organización:
- Utilizar el programa para cualquier propósito profesional.
- Estudiar cómo funciona y modificarlo para adaptarlo a sus necesidades.
- Distribuir copias del programa para utilizarlo donde se requiera.
- Y, finalmente y no menos importante, mejorar el programa y hacer públicas las mejoras para que se beneficien de ellas otras personas u organizaciones.
El software privativo en general basa su negocio en la venta de licencias de uso y, en definitiva, en una solución cautiva. E implica en la mayoría de los casos que el sistema no sea utilizado por quienes lo necesitan sino por la base de las licencias que se pueden pagar. De esta manera solo unas pocas personas de la organización terminan usando el sistema, lo que impide aprovechar las ventajas que podría suponer en su implementación más completa. Y si mueren del éxito, en todo caso, a mayor uso, mayor licenciamiento y coste. El negocio es evidente a toda costa.
Un negocio que tiene más coste que el de la mera compra del producto. Los costes de optar por una solución privativa o libre se han de tener en cuenta en términos de coste entrada, permanencia y salida. Las organizaciones suelen atender al coste directo de entrada pero en la implementación también ha de contarse con los costes de:
- Mantenimiento de la licencia se use o no se use el producto así como el coste de sus posibles extensiones.
- Instalación, integración y adaptación al entorno informático de la organización.
- Formación del personal en el programa.
- Soporte a los usuarios y administradores del software.
- Y, el mantenimiento correctivo y evolutivo del mismo.
A este respecto, el software libre puede tener un coste menor, igual o superior en lo que respecta a la implementación inicial. Pero, de nuevo, siempre será más económico en perspectiva de coste de mantenimiento y cambios de sistema, así como en la ampliación a nuevos usuarios o replicación del mismo hacia otras necesidades de la organización. Es importante tener en cuenta no solo el coste de la solución que se compra sino el precio derivado de la misma. En este sentido es necesario evaluar el coste de la infraestructura sea el caso de licenciamiento del sistema operativo de los servidores, de los servidores de bases de datos y los servidores web. Y, por último, no se olvide del coste de salida.
En algunos casos, salir del software privativo es entre costoso y angustioso, en tanto en cuanto muchas organizaciones no pueden salir de una solución informática porque no son dueñas de sus propios datos o por las dependencias tecnológicas adquiridas con plataformas previamente implantadas.
Cierro la presente entrada, invitando al lector a que bucee en Internet para contrastar la tabla de precios de los diferentes software GIS privativos ya sean de cliente-escritorio o cliente-servidor frente a soluciones libres. Los datos microeconómicos salen reflejados en diversas web que comparan los software GIS o si consultan los acuerdos de licenciamiento o precios individuales del software existen en el mercado. En el caso de QGIS así como de otras soluciones como Geoserver, OpenLayers, etc. no la busquen, su solución inicial ya les digo que es gratuita, libre y de código abierto porque la ética profesional va por delante.